A la hora de elegir un sistema de calefacción y agua caliente para el hogar, la mayoría de los usuarios se plantean cuál es la opción más eficiente, rentable y sostenible a largo plazo. Durante muchos años, el gas natural ha sido la fuente principal en millones de hogares, gracias a su disponibilidad y su coste relativamente asequible. Sin embargo, con el auge de las energías renovables y la necesidad de reducir las emisiones contaminantes, la aerotermia se ha convertido en una alternativa cada vez más valorada.
En este artículo comparamos ambos sistemas —aerotermia y gas natural— desde distintos ángulos: consumo, eficiencia, costes de instalación, mantenimiento y sostenibilidad. Si estás pensando en cambiar tu sistema de climatización o buscas una solución más eficiente, aquí encontrarás toda la información que necesitas para decidir.
¿Qué es la aerotermia y cómo funciona?
La aerotermia es un sistema que extrae energía del aire exterior para convertirla en calor. Lo hace mediante una bomba de calor aire-agua, capaz de calentar la vivienda, generar agua caliente sanitaria e incluso enfriar los espacios en verano.
Lo más interesante de esta tecnología es su capacidad de generar más energía térmica de la que consume en electricidad. Por cada kilovatio hora de electricidad que utiliza, puede generar entre tres y cuatro kilovatios hora de calor. Esto la convierte en una de las tecnologías más eficientes del mercado.
Además, al tratarse de una fuente renovable, su funcionamiento no depende de combustibles fósiles, lo que supone una gran ventaja tanto en términos económicos como ecológicos.
¿Qué implica utilizar gas natural?
El gas natural es una fuente de energía de origen fósil que se distribuye mediante una red canalizada. Para calefacción y agua caliente, se emplean calderas que queman gas para generar calor. Aunque este sistema ha sido durante años el estándar en miles de viviendas, tiene limitaciones claras frente a las nuevas tecnologías.
El gas natural es más contaminante, requiere revisiones periódicas por seguridad, depende de una red externa de suministro y su precio ha sido especialmente inestable en los últimos años.
A corto plazo puede parecer más barato en instalación, pero los costes operativos, las emisiones de CO₂ y la dependencia energética externa lo hacen menos atractivo a medio y largo plazo.
Diferencias en eficiencia y rendimiento
La eficiencia es uno de los puntos clave a la hora de comparar estos dos sistemas. Mientras la aerotermia funciona aprovechando energía gratuita del aire, el gas natural se basa en la quema de un recurso limitado y contaminante.
Una bomba de calor aerotérmica puede alcanzar rendimientos que multiplican por tres o por cuatro la energía consumida. Esto significa que, a igualdad de necesidades térmicas, consumirá mucha menos electricidad que el gas natural energía en forma de combustible.
En cambio, incluso las calderas de gas de última generación apenas superan un rendimiento del 90–95 %. Esto implica más consumo energético y una mayor factura, especialmente en invierno.
Coste de instalación: inversión inicial
Una de las mayores barreras a la hora de optar por la aerotermia es su inversión inicial. No hay que negarlo: instalar un sistema completo de aerotermia es más costoso que instalar una caldera de gas.
En una vivienda unifamiliar, la instalación de aerotermia puede suponer entre 9.000 y 15.000 euros, dependiendo del tipo de emisores térmicos (suelo radiante, radiadores, fan coils) y del tamaño del hogar. Sin embargo, esta inversión se amortiza con el tiempo gracias a un menor consumo energético.
Por su parte, una caldera de gas más instalación suele costar entre 3.000 y 6.000 euros, aunque esto no incluye el coste del alta de suministro si no se cuenta con red de gas en la vivienda.
Coste de funcionamiento: gasto mensual
Donde la aerotermia empieza a marcar una clara diferencia es en el día a día. Su bajo consumo eléctrico, unido a su alta eficiencia, permite mantener la vivienda caliente con un gasto muy inferior al del gas.
Mientras una familia puede gastar entre 100 y 140 euros mensuales en gas durante el invierno, el gasto con aerotermia puede situarse entre 40 y 60 euros.
Este ahorro se acentúa aún más si se combina con placas solares, permitiendo utilizar energía gratuita para alimentar la bomba de calor, reduciendo el coste de funcionamiento a prácticamente cero en ciertas épocas del año.
Mantenimiento y durabilidad
Otro aspecto importante es el mantenimiento. La aerotermia requiere un mantenimiento mínimo. Una revisión al año es suficiente para comprobar presiones, limpiar filtros y asegurar un buen funcionamiento. No hay combustión, ni riesgos de monóxido, ni necesidad de chimeneas o ventilación.
El gas natural, en cambio, implica mayor vigilancia. Las calderas deben pasar inspecciones periódicas por normativa, y el sistema puede presentar averías más frecuentes debido al desgaste de los quemadores, válvulas y sistemas de seguridad.
En cuanto a la durabilidad, una bomba de calor de calidad puede durar entre 15 y 25 años con un rendimiento estable. Las calderas de gas tienen una vida útil algo menor y suelen requerir más sustituciones o reparaciones a partir de los 10-12 años.
Sostenibilidad y emisiones
Este punto es crucial. La aerotermia es una tecnología limpia. Si se alimenta con electricidad de origen renovable —ya sea contratada o producida con placas solares— las emisiones de CO₂ son prácticamente nulas. Es una solución alineada con los objetivos europeos de descarbonización y eficiencia energética.
El gas natural, aunque más limpio que otras fuentes fósiles como el gasóleo, sigue siendo una fuente no renovable. Su combustión libera dióxido de carbono y contribuye al calentamiento global. Además, su extracción y transporte tienen un alto impacto ambiental.
Por tanto, si tu prioridad es reducir tu huella de carbono, la aerotermia es claramente la mejor opción.
Compatibilidad con placas solares
Otra gran ventaja de la aerotermia es que puede funcionar perfectamente en combinación con paneles solares fotovoltaicos. Esta sinergia permite reducir aún más el gasto energético y aprovechar al máximo los recursos naturales disponibles.
Con una instalación bien dimensionada, es posible generar la electricidad necesaria para cubrir buena parte del funcionamiento de la bomba de calor, alcanzando un nivel de autosuficiencia energética muy alto.
El gas, por su parte, no es compatible con este tipo de integración renovable. Aunque existen soluciones híbridas, son más complejas, costosas y menos eficientes.
Financiación y ayudas
Actualmente existen numerosas ayudas públicas para quienes optan por instalar sistemas de aerotermia, tanto en obra nueva como en rehabilitación energética. Estas incluyen subvenciones del Plan de Recuperación (Next Generation), deducciones fiscales y planes regionales de impulso a la eficiencia energética.
Además, en Solar Go! ofrecemos financiación con CRÉDITO SOLAR, que permite pagar la instalación desde solo 39 € al mes, con plazos de hasta 20 años. Esto permite que la inversión inicial no sea una barrera, ya que el ahorro mensual suele compensar la cuota desde el primer momento.
Conclusión
Si comparamos aerotermia y gas natural en términos de eficiencia, ahorro, sostenibilidad y futuro, la balanza se inclina claramente hacia la aerotermia. Aunque la inversión inicial puede ser mayor, los beneficios a medio y largo plazo en términos de consumo, confort, mantenimiento y respeto al medioambiente hacen que esta tecnología sea una de las más recomendables hoy en día.
Además, si se combina con energía solar, puede ofrecer un nivel de independencia energética que el gas nunca podrá alcanzar.
En un momento en el que la sostenibilidad no es solo una elección, sino una responsabilidad, optar por aerotermia es elegir una solución limpia, segura y preparada para el futuro.
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