Es una de las dudas más comunes cuando alguien se plantea instalar placas solares: ¿De verdad funcionan si hace frío, está nublado o llueve? La respuesta es clara: sí, funcionan. La energía solar no depende del calor, sino de la luz. Incluso en los días menos soleados o en climas fríos, las instalaciones fotovoltaicas siguen produciendo electricidad.
Entonces, ¿cuánto se pierde? ¿Merece la pena instalar placas en zonas con menos sol directo? ¿Qué dice la experiencia real? Vamos a resolverlo punto por punto.
La energía solar se basa en la luz, no en el calor
Primero lo más importante: las placas solares no necesitan altas temperaturas para funcionar. Lo que realmente aprovechan es la radiación solar (es decir, la luz), no el calor.
De hecho, el rendimiento de los paneles puede bajar ligeramente cuando hace mucho calor, porque los materiales se calientan y pierden eficiencia. En cambio, en climas fríos pero con buena iluminación, como ocurre en muchas zonas del norte de España o incluso en países como Alemania o Suecia, la eficiencia se mantiene alta.
Por tanto, un día de invierno soleado puede ser más productivo que un día de verano con 40 °C y el cielo velado.
¿Qué ocurre en días nublados?
En días nublados, la producción solar disminuye, pero no se detiene. Las placas solares siguen recibiendo luz difusa, aunque no haya rayos solares directos. Esta luz difusa también genera electricidad, aunque en menor cantidad.
Dependiendo del tipo de nube, del grosor de la cobertura y de la calidad de los paneles, la producción en un día nublado puede rondar entre el 10 % y el 30 % del rendimiento habitual. No es lo ideal, pero tampoco es una pérdida total.
Por eso, en zonas donde hay días nublados frecuentes, se tiene en cuenta esta variabilidad en el cálculo del dimensionado de la instalación. Y si se instalan baterías, se puede almacenar el excedente de los días más soleados para utilizarlo cuando hay menos producción.
Climas fríos: ¿afectan al rendimiento?
No solo no afectan negativamente, sino que, en muchos casos, mejoran la eficiencia. Las bajas temperaturas ayudan a que los paneles trabajen de forma más estable. Lo que sí hay que tener en cuenta es la posible acumulación de nieve o hielo, pero solo en zonas muy concretas donde las nevadas sean frecuentes y persistentes.
En general, la nieve que cae sobre los paneles se desliza con facilidad, sobre todo si tienen buena inclinación. Además, los propios paneles suelen calentarse lo suficiente como para derretir la nieve más superficial. Si la nevada es puntual, el impacto en la producción es casi nulo a lo largo del año.
¿Dónde se usan placas solares en climas nublados?
Es fácil pensar que la energía solar solo tiene sentido en zonas cálidas como el sur de España. Pero la realidad es bien distinta. Algunos de los países líderes en energía solar están lejos del trópico:
- Alemania es uno de los mayores productores de energía solar del mundo, y tiene un clima con muchos días nublados.
- En Reino Unido, a pesar de su fama de clima gris, la energía solar residencial ha crecido mucho en los últimos años.
- Países nórdicos como Dinamarca o Suecia también apuestan por el autoconsumo, especialmente combinado con baterías.
Esto demuestra que, con una buena planificación, la energía solar es rentable incluso en lugares con menos horas de sol directo. En España, incluso en las regiones con menor radiación solar (como la cornisa cantábrica), el recurso solar sigue siendo suficiente para justificar la inversión.
¿Qué puede hacer que una instalación funcione mejor en estos climas?
Cuando hay condiciones menos ideales, lo importante es adaptar el diseño de la instalación para maximizar la producción. Algunas claves:
- Orientación e inclinación óptima: ajustar bien los ángulos para aprovechar al máximo la luz disponible.
- Uso de paneles de alta eficiencia: algunos modelos están diseñados para rendir mejor con luz difusa o en entornos con temperaturas más bajas.
- Instalaciones con microinversores u optimizadores: permiten que cada panel trabaje de forma independiente, lo que mejora el rendimiento en condiciones variables de luz.
- Complementar con batería solar: para almacenar la energía de los días más productivos y utilizarla cuando hay menor generación.
En Solar Go! estudiamos cada caso de forma personalizada. No todas las viviendas ni todas las ubicaciones son iguales. Por eso es clave hacer un estudio previo realista, que tenga en cuenta el clima, la ubicación, las sombras y los hábitos de consumo de cada hogar.
¿Sigue siendo rentable en climas menos soleados?
Sí. En la mayoría de los casos, la instalación sigue siendo rentable, incluso si se produce algo menos que en zonas con más horas de sol. ¿Por qué? Porque el precio de la electricidad sigue subiendo, y porque el ahorro que se consigue con autoconsumo sigue siendo significativo.
Además, si se accede a subvenciones como el Plan MOVES III o ayudas autonómicas, el periodo de amortización se acorta todavía más. Y si se incorpora una batería solar, el aprovechamiento se multiplica, ya que puedes almacenar el excedente y usarlo incluso cuando el cielo esté cubierto.
Conclusión: sí, la energía solar funciona en climas fríos o nublados
No necesitas vivir en una zona con sol constante para aprovechar la energía solar. Las placas fotovoltaicas funcionan también con luz difusa, y en climas fríos su eficiencia puede incluso aumentar. Lo importante es contar con un sistema bien diseñado y adaptado a las condiciones reales de tu vivienda.
Si vives en una zona con muchas nubes, no descartes la energía solar. Al contrario: plantéala con el asesoramiento adecuado, compara datos reales y haz un estudio profesional. En Solar Go! te ayudamos a hacerlo sin compromiso. Porque el sol no brilla solo para unos pocos, brilla también cuando no lo vemos.